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El Pentágono ambiciona emular a Harry Potter y su capa de invisibilidad, algo que hace fantasear a los amantes de la ciencia ficción pero, por razones obvias, también a los militares.
Y es que el Departamento de Defensa Norteamericano exprime el bolsillo para financiar no a uno sino a dos equipos científicos embarcados en la búsqueda de cómo hacer invisibles las cosas. En tanto que los dos equipos trabajan por separado pero bajo la dirección unificadora de Xian Zhang, del Centro de Ingeniería y Ciencia a Nanoescala de la Universidad de California en Berkeley.
En ambos casos se ha partido de los importantes avances logrados por el físico británico y firme candidato al Nobel John Brian Pendry, que fue el primero que se fijó en el extraño comportamiento de la luz a través de los metamateriales, y en las inmensas posibilidades ópticas que se abrían a partir de ese punto.
Mientras que los primeros experimentos intentaron dotar de mantos de invisibilidad a objetos bidimensionales tales como pequeños cilindros de cuero. Esta es la primera vez que se aborda lo tridimensional, y además desde una doble perspectiva.
El metamaterial elegido como escudo por uno de los equipos es una especie de red a escala nanométrica de capas alternas de plata y de sales de magnesio no conductoras. Los científicos alcanzaron un índice negativo de refracción con una longitud de onda de 1500 nanómetros, lo cual está muy cerca de la luz infrarroja.
La clave, según el investigador Jason Valentine, es que el contraste de capas de metamaterial conductor y no conductor funciona como una sucesión de circuitos de corriente alterna.
Es la primera vez que se crea un circuito capaz de responder al campo magnético de la luz, algo que no sucede en el mundo natural. «Es el primer material tridimensional dotado de lo que podríamos llamar magnetismo óptico, con lo cual los campos eléctricos y magnéticos retroceden ante el material», concluye.
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El Pentágono ambiciona emular a Harry Potter y su capa de invisibilidad, algo que hace fantasear a los amantes de la ciencia ficción pero, por razones obvias, también a los militares.
Y es que el Departamento de Defensa Norteamericano exprime el bolsillo para financiar no a uno sino a dos equipos científicos embarcados en la búsqueda de cómo hacer invisibles las cosas. En tanto que los dos equipos trabajan por separado pero bajo la dirección unificadora de Xian Zhang, del Centro de Ingeniería y Ciencia a Nanoescala de la Universidad de California en Berkeley.
En ambos casos se ha partido de los importantes avances logrados por el físico británico y firme candidato al Nobel John Brian Pendry, que fue el primero que se fijó en el extraño comportamiento de la luz a través de los metamateriales, y en las inmensas posibilidades ópticas que se abrían a partir de ese punto.
Mientras que los primeros experimentos intentaron dotar de mantos de invisibilidad a objetos bidimensionales tales como pequeños cilindros de cuero. Esta es la primera vez que se aborda lo tridimensional, y además desde una doble perspectiva.
El metamaterial elegido como escudo por uno de los equipos es una especie de red a escala nanométrica de capas alternas de plata y de sales de magnesio no conductoras. Los científicos alcanzaron un índice negativo de refracción con una longitud de onda de 1500 nanómetros, lo cual está muy cerca de la luz infrarroja.
La clave, según el investigador Jason Valentine, es que el contraste de capas de metamaterial conductor y no conductor funciona como una sucesión de circuitos de corriente alterna.
Es la primera vez que se crea un circuito capaz de responder al campo magnético de la luz, algo que no sucede en el mundo natural. «Es el primer material tridimensional dotado de lo que podríamos llamar magnetismo óptico, con lo cual los campos eléctricos y magnéticos retroceden ante el material», concluye.
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