El Caribe
Sorangel Collado está presa. La Justicia la ve culpable de matar a su bebé de seis meses, tirándola al río. El sector donde vive está conmocionado. Nadie la cree capaz de semejante crimen. El Ministerio Público no creyó sus explicaciones por contradictorias.
A las 12:00 del mediodía un vehículo de prensa despierta la curiosidad del vecindario que bordea la calle Fernando Navarrete, en Los Minas, al este de la capital. Todos saben detrás de qué andan los reporteros.
Sin grabadoras ni cámaras presentes, la gente no pierde tiempo en comentar el inusual acontecimiento. A Sorangel Collado, una joven madre de 22 años, casada y de recursos limitados, la acusan de matar a su propia criatura.
“Ella se veía muy contenta con su niña”, expresa una vecina consternada por la tragedia. “Es que esa mujer quería mucho a su hija”, alcanza a decir una señora, mientras salía de un colmado con varias fundas en las manos.
“Ella vivía en aquel callejón. Siempre salía con su bebé en un carrito, a pasearla”, añade un joven, de unos 18 años, que fumaba e invitaba a visitar la parte trasera de la residencia número 287.
En esta casa, pintada de azul cielo y compartida con su suegra, residía Sorangel con su esposo, Ramón Jiménez. “Cuando ellos discutían, se encerraban y nadie se enteraba de nada”, comenta una vecina. “Ese mismo día (en que la menor fue lanzada al río Ozama), ella estaba sentada en el patio, jugando con su niña. Por eso, me lo encuentro muy raro”, expresa la mujer, sin revelar su identidad. Esta muchacha también tiene otra niña.
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