martes, 17 de marzo de 2009

Los creyentes tienden a alargar su agonía

El país.com
Un estudio publicado en 2006 mostraba que rezar por alguien no mejoraba su estado de salud. El trabajo, hecho en Estados Unidos, fue sólo una aproximación más a la interferencia (o no) entre la fe y la ciencia. Pero hay otros parámetros que sí recogen esta influencia. Los expertos en medicina paliativa saben que las personas con un profundo sentimiento religioso sobrellevan mejor el malestar de los últimos días o semanas de vida. Pero esto puede volverse en su contra. En pleno debate sobre los límites del derecho a decidir, una nueva investigación ha demostrado que las personas muy creyentes son más proclives a prolongar artificialmente su vida.
El trabajo se ha hecho en el prestigioso Dana-Farber Cancer Institute, y ha consistido en un seguimiento de la evolución de 345 personas con un cáncer terminal. El tiempo medio de supervivencia fue de 122 días. El principal hallazgo, según publican los autores en JAMA es que los pacientes que se definían como más religiosos se sometían más veces a tratamientos como respiradores artificiales u otras técnicas agresivas, que no tienen una capacidad curativa pero sirven para alargar la agonía.

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